DIARIO DE NAVIDAD
Día 21 de diciembre de 2011:
He dormido fatal esta noche. Mis hijos se han empeñado en que deje de tomar la pastilla para dormir porque dicen que no es bueno a mi edad atiborrarme a pastillas… Me gustaría verles a ellos con 82 años, haber que tal dormían con los dolores de artrosis que se acumulan a mis espaldas.
Como todas las mañanas, mi nuera me ha llevado a ese sitio…la guardería esa a la que llaman residencia de día. Poco a poco voy acostumbrándome, la gente de allí es amable, aunque sigo echando de menos mi casa. Las plantas deben de estar secas de tantos días que no paso por allí. Por lo visto, quieren venderla, para poder agilizar la situación, aunque no se que pasará. Las cosas aún no están claras ni decididas…
En la residencia, hoy hemos hecho dos puzzles, y nos han dado un dibujo para colorear. Después hemos comido unas lentejas que estaban frías y además mal hechas, no tenían sabor…con lo ricas que me salían a mí…
A la hora de la siesta nos han dejado como de costumbre en el cuarto de la televisión, y yo he seguido haciendo la bufanda de mi nieta Paula, con ganchillo, que así me entretengo más. Hemos merendado leche con galletas, y al poco rato ha venido mi nuera a por mí, con Paula y nos hemos ido a casa. A las 19.00 ha venido mi hijo del trabajo, tan serio como siempre. Pobrecillo, siempre con problemas con su jefe.
Luego he ido a la cocina a ayudar a preparar la cena, pero me ha dicho mi nuera que no hace falta, que yo soy una invitada. La verdad es que me gustaría poder ayudarla, porque a veces me siento un poco estorbo. Al menos he jugado un rato con mi nieta… ¡qué lista es, y qué guapa! Después de cenar he ido a mi habitación, y he llamado a Manolo, pero como de costumbre, no ha cogido el teléfono…siempre se ponen sus hijas, y dicen que no puede hablar. Creo que ha perdido la cabeza, pero bastante bien está con 84 años que tiene. Ay señor… Ahora me voy a dormir, haber si consigo conciliar el sueño.
Día 23 de diciembre de 2011:
Hoy me he despedido del sitio ese de los viejos, porque en estos momentos festivos, mis hijos prefieren que esté en el domicilio. Creen que lo mejor es que después de enero, me ubique en el domicilio de mi otro hijo, pero por el momento me quedo con el que estoy.
Hoy unos voluntarios jóvenes nos llevaron por el centro y vimos sus luces. Hemos ido en el metro y en el tren y después uno de ellos, nos compró unos objetos como si fuésemos reyes.
Me he entretenido mucho hoy porque hemos tenido momentos diferentes y eso me gustó.
Después me despedí de todos los señores, e insistieron en si volveré en otro momento. Pero eso no depende de mí, sino de lo que consideren mis hijos.
Volviendo comprobé si me tocó un premio del décimo…pero no, solo los 20 euros que jugué. Por lo menos no perdí dinero…
Día 24 de diciembre de 2011:
Querido diario, hoy es nochebuena y han venido mis hijos y mis nietos a celebrarlo aquí. Han puesto una mesa llena de comida, pero yo tan solo he comido un poco de merluza, no tengo el estómago para comer como lo hacen ellos.
La verdad es que hacía años que no celebraba estas fechas aquí, con mis hijos y mis nietos. El año pasado sin ir más lejos, me fui a Benidorm con Manolo, y lo pasábamos muy bien, la verdad. Cenábamos prontito, y luego bajábamos al baile. Allí conocimos a unos señores y señoras muy agradables. Una de ellas coincidió que vivía en Moratalaz como yo y nos hicimos muy amigas. Los viajes de “la edad de oro” es de las mejores cosas que me han pasado en estos últimos años de mi vida. Era una alegría hacer la maleta, coger el autocar, y que nos llevaran lejos, a cambiar de aires, a conocer nuevos lugares que de joven nunca pude ver… a meter los pies en la orilla de la playa, y a coger caracolas y conchitas pequeñas. Espero poder volver algún día, mientras siga viviendo.
En estas fechas tan señaladas, no puedo evitar recordar todos esos momentos buenos que he tenido últimamente, ya que todo no es malo en esta vida. Hace unos meses se casó mi nieta la mayor. Creo que nunca me había ilusionado tanto por una boda, desde que se casó mi primer hijo. Qué guapa iba mi nieta de blanco, con un vestido precioso, y ese pelo moreno…como el mío cuando era joven. Fue una boda inesperada. Yo creía que no viviría para ver a alguna de mis nietas casarse, así que fue un sueño hecho realidad.
Y hablando de sueños…se me viene a la cabeza lo que me pasó el verano pasado cuando estaba en Gandía pasando unos días. Iba dando un paseo tranquilamente por la orilla del mar y de pronto vi un grupo muy grande de señores de mi edad, y entonces oí que alguien gritaba mi nombre. Era Asunción, una antigua amiga de cuando yo vivía en Mallorca. Qué alegría me dio verla por allí. Nos dimos un gran abrazo y estuvimos hablando un buen rato de nuestras vidas… de sus hijos, de los míos. Y nos dimos los teléfonos, y desde entonces he seguido manteniendo un pequeño contacto con ella.
Esta noche, sin ir más lejos, me ha llamado para felicitarme las fiestas…Me ha dicho que haber si nos vemos, pero le he contado, que ahora no puedo hacer todo lo que a mi me apetezca en cada momento, porque viviendo con mis hijos es complicado.
Bueno, ya es hora de mi irme a dormir, que es muy tarde y mañana tengo que ir a casa de mi otro hijo, para pasar el día de Navidad, menudo trajín, de aquí para allá.
25 de diciembre de 2011
Hoy me he levantado bastante descansada y un poco mejor de los dolores del hombro. He desayunado tranquilamente con mi nieta y mi nuera mientras mi hijo se ha ido a comprar porque hoy venía la familia de mi nuera a comer aquí y a pasar el día. He estado jugando con Paula, y la he cosido unos vestiditos de su muñeca, y se ha puesto muy contenta. La pobre, necesita un hermanito para jugar. Haber si viene ya, el que han adoptado…
Antes de la hora de la comida, mi hijo me ha llevado a casa del mayor, y allí hemos comido, como anoche, con todos mis nietos los mayores y algunos de mis hijos.
Después han empezado a hablar de política y de la crisis… Mis nietos no encuentran trabajo, con lo majos y estudiosos que son…Espero que se arregle todo pronto y que yo lo vea. Al terminar de comer, hemos jugado unas partidas a las cartas y hemos pasado un buen rato, y luego me he quedado un poco dormida en el sofá con esa manta tan calentita que me ha dejado mi nieta. No he podido evitar sentir algo de nostalgia, como todos los días que me acuerdo de Manolo, y más en estos días, que deberíamos estar en Benidorm o en algún otro sitio pasando el día de Navidad. Este año me han pasado muchas cosas, y no precisamente buenas. Desde que Manolo se calló por las escaleras y se dio el golpe en la cabeza, todo ha ido empeorando. Yo creía que se recuperaría, pero no ha sido así…cuando fui a verle, no podía ni hablar. Y para andar, tenían que cogerle sus hijas y llevarle como pudieran. Llevábamos ocho años viviendo juntos, me hacía tanta compañía…y de repente que nos hayan separado de esta forma, ha sido lo peor que me ha pasado en mucho tiempo. Yo comprendo, que no tengo fuerzas ni ánimos para poder cuidarle, pero me gustaría verle más, y hablar con él, saber que tal se encuentra…
Después mis hijos decidieron que yo no podía seguir viviendo sola, porque dicen que puedo olvidarme de apagar el gas, o que me desoriento cuando voy a comprar el pan, y que siempre compro la misma comida. Se creen que tengo alguna de esas enfermedades de la cabeza, y es verdad que a veces se me olvidan algunas cosas, pero yo sigo estando bien. Por todo eso, decidieron que me fuera a vivir donde mi hijo el mediano, y meterme en la residencia esa para pasar el día. Mi casa, la venderán en cuanto pase un tiempo, para meterme en una residencia definitiva. Se creen que no me entero de nada, pero yo escucho todo, aunque susurren a mis espaldas. El quedarme sin mi casa, es algo que llevo muy mal, casi tanto como quedarme sin Manolo.
Ahora se me viene a la cabeza, una situación que también fue muy dura para mí, en estos últimos meses. En el último viaje que hicimos Manolo y yo, perdimos los billetes, y no recordábamos cuando teníamos que ir a la estación para coger el autocar. Así que, se nos olvidó la fecha del viaje, y cuando mis hijos se enteraron, definitivamente me dieron por loca. Mi hijo el mayor, lo arregló y al mes siguiente pudimos irnos sin problemas, pero fue una situación muy embarazosa. Si mis hijos ya pensaban que siempre se me olvidaban las cosas, esto ya era la gota q colmaba el vaso. Así que me llevaron al médico, y empezaron a hacerme preguntas estúpidas, de cómo se llamaban mis nietos, mis hijos, y en qué día vivíamos. Menos mal que lo contesté todo bien y el médico dijo que no tenía nada. Pero aún así, mi familia piensa que si, aunque no es más que la edad que tengo. Me gustaría verles a ellos con mis años, y con todo lo que he pasado yo en mi vida…
Aún así, hay que tirar para delante, como siempre lo he hecho. Ante ellos, me muestro fuerte, y les hago creer que esta situación no me está superando, porque yo sé que ellos me quieren, y que es ley de vida, llegar a mayores. Y el resto, tiene su vida, y no puede estar cargando conmigo.
28 de diciembre de 2011
Hoy es el día de los inocentes. Antes íbamos a la plaza mayor, y comprábamos algunas bromas, y nos reíamos un montón…Ahora ya esas cosas, parece que no se llevan. No sé por qué, pero el espíritu de la Navidad, cada año que pasa, se pierde más. Es bonito para los niños, abrir los regalos de reyes, pero ni siquiera, ellos parecen disfrutarlo como lo hacíamos nosotros de jóvenes. Estábamos todo el año esperando a que llegaran estos días para poder comer bien, mientras que ahora, todos los días se come bien, y por eso se saborean menos las grandes comidas que se preparan. Pocos niños cantan villancicos por las calles, y no se respira esa alegría que había en los pueblos, porque había llegado la Navidad. También la pérdida de todos los seres queridos influye, en que cada año, estas fiestas sean más tristes y solitarias.
Lo que es cierto, es que ahora pocas cosas hacen realmente ilusión, porque todo el mundo tiene ya de todo. Algo que me hubiera encantado poder hacer en mi vida, hubiera sido hacerme un viaje con mi madre y mis hermanas. Mi madre la pobre, que murió cuando yo tenía 16 años, no pudo ver el mar, y ni si quiera la ciudad, la capital…nada. Se pasaban la vida en el pueblo. Nacían, trabajaban, y morían allí. Ójala hubiera podido compartir con ellas los viajes que he hecho de mayor.
Recuerdo cuando mi hija bailaba, y tuvimos que irnos a vivir a Mallorca para que trabajara de bailarina allí. Se estaba tan bien en aquella casa…Mi marido murió unos años antes, y el irnos a Mallorca fue una vía de escape. Conocí mucha gente, incluso a un señor que años más tarde se vino a vivir a Madrid conmigo. Pero la verdad, es que se me quedó una espinita: haber comprado esa casa de Mallorca, y por qué no, haberme quedado allí a vivir. Si no lo hice fue por mis hijos, que necesitaban ayuda aquí en Madrid, pero me hubiera gustado tener esa casita para mí, y para mi familia. Así podríamos ir a Mallorca cuando quisiéramos y disfrutar de esa maravillosa isla. Pero en fin… en la vida a veces se toman otras decisiones, y debemos asumir las consecuencias.
Creo que a lo largo de mi vida he cumplido muchos sueños, y otros al menos los he intentado. He vivido tantas cosas…que no puedo quejarme de aquello que no he hecho. Pero hay algo que sigue rondando en mi cabeza desde siempre. Cuando me fui de mi Córdoba natal, hace más de cuarenta años, me prometí a mi misma y a mi familia, que volvería, y les haría alguna visita en cuanto pudiera. Pero no lo hice, nunca he visto el momento del volver, y ahora que soy tan mayor, me gustaría ir allí aunque solo sea por ver como está mi antiguo barrio, y los hijos y nietos de mis hermanos, ya que no me queda mucha mas familia viva allí. Me encantaría volver ya que no creo que me queden muchos años de vida.
Día 31 de diciembre de 2011.
Hoy es nochevieja, y por eso estoy en casa de mi hija. Hoy me tocaba pasarla con ella, con mi yerno y con mis dos nietos de 12 y 16 años. He llegado esta mañana a su precioso chalet, y se estaba de maravilla, no hacía mucho frío, incluso el sol calentaba un poco. He dado una vuelta por el pueblo, y las calles estaban tranquilas. Estarían todos haciendo los preparativos para la gran cena de por la noche. He aprovechado para comprar el pan, y me he encontrado con una mujer muy simpática que me ha reconocido, de hace años, cuando venía mas a menudo por aquí. Hemos estado charlando un poco y luego he vuelto a la casa. Al llegar, estaba la comida preparada y hemos comido algo ligero y me he echado una pequeña siesta en el sofá, con esa manta tan suave y aterciopelada que tiene mi hija. Por la tarde, he ayudado a preparar algunas cosas y me he entretenido bastante. Puse la bandeja de turrón y de mazapán, y aproveché para comer algún trozo, de dulce chocolate, que siempre me ha encantado.
Después se oyó un ruido terrible…era mi nieto y sus amigos con los petardos esos que compran. La verdad es que provocan un sonido muy desagradable, pero bueno, son críos, hay que dejarles que se lo pasen bien a su manera. Mi nieta, en cambio, ha pasado la tarde con el ordenador. A su madre no le gusta que esté tanto tiempo ahí, con el Internet ese. No sé que tendrá que hacer tanto tiempo ahí metida. Además, solo tiene doce años. Debería salir con las amigas, por el pueblo, y pasárselo bien por ahí, pero es muy tímida y no se le da demasiado bien hacer amigos.
A medida que ha pasado la tarde, la cocina iba desprendiendo un olor apetitoso. Después han llegado dos de mis hijos con mis nietos mayores, y de nuevo, hemos comenzado a cenar. Aunque olía todo muy bien, he comido más con la vista y con el olfato, que con la boca. No se…estos días suelo tener el estómago cerrado, y estoy algo desganada.
Luego hemos tomado las uvas. Yo suelo pelarlas antes, porque es incómodo comerlas sin pelar. Hemos brindado con sidra burbujeante, y luego han puesto música. Han empezado a bailar, y yo me he animado un poco también. Después los jóvenes se fueron a pasarlo bien, a una discoteca, y yo me iré a dormir en cuanto acabe de escribir, porque son las 3.00, y creo que ya va siendo hora. En fin, estamos en el 2012 ya…quien me iba a decir a mí, que iba a llegar hasta aquí, desde 1930 que nací.
Solo espero que este año, que comienza, venga cargado de mucha salud para toda la familia, y para mi, que me gustaría seguir viendo a todos mis nietos creciendo y haciéndose hombres y mujeres de provecho. Tengo fe en que lo serán…Y bueno, también me gustaría poder saber algo más de Manolo, y que me instalen en una casa definitiva, y empezar de nuevo mi vida. Seguir hacia delante…