miércoles, 30 de noviembre de 2011



Rafael Alberti, " La Paloma"


LA PALOMA

Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
( Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)




Esta poesía de Alberti se incluyó en su libro Entre el clavel y la espada, publicado en 1941, por la editorial Losada, y dedicado al poeta chileno Pablo Neruda.
 Alberti, un artista comprometido con las ideas comunistas, había escapado del franquismo  y se había radicado en Argentina el año anterior, donde permanecería hasta 1963. Ese fue su primer libro en el exilio y sobre el exilio.

En Argentina, Alberti frecuentó los círculos intelectuales y artistas, estableciendo sólidas relaciones de camaradería y amistad. Entre esos amigos se encuentra el compositor Carlos Gustavino, el cual, convirtió el poema en canción. Os dejo con una versión de Serrat, más amena:





domingo, 27 de noviembre de 2011

Os dejo este artículo sobre el liderazgo sexista en la educación:

EL mundo desarrollado existe un problema serio con los alumnos varones, pues en su mayoría muestran serias insuficiencias para cumplir las exigencias mínimas en comprensión lectora, en atención en clase y en esfuerzo personal. Prácticamente todos los estudios realizados a partir del Informe Pisa para los países pertenecientes a la Ocde así lo demuestran, ya que son las niñas las que se sacan las mejores notas en el colegio y obtienen un mayor rendimiento escolar, y posteriormente universitario. Situación que también se ha venido acentuando en nuestro país.
Independiente cómo se mire, por cursos o ciclos académicos, por redes de establecimientos públicos o privados, resulta innegable que las alumnas obtienen un rendimiento superior al de los hombres a lo largo de todo el sistema educativo. Es una noticia incómoda, pero tan persistente que ha terminado por romper lo que hasta ahora era comúnmente pretendido: que los hombres eran depositarios de una superioridad de intelecto que les otorgaba una serie de derechos adquiridos. Argumento que se fue acrecentando con el paso del tiempo sin otra justificación que la de una discriminación forzosa. 
Pero bastaron unas cuantas reformas radicales implementadas en el siglo pasado, entre las que destacan el voto femenino y el libre acceso a una educación universal, para que las mujeres comenzaran a ocupar el sitial que les correspondía por inteligencia, responsabilidad y empuje. Más que diferencias biológicas, la motivación podría ser el gran catalizador en este caso, pues las mujeres tienen más hambre y deseos de triunfar, después del perverso ostracismo social al que fueran sometidas durante miles de años. 
En México, por ejemplo, un 63% de los alumnos universitarios que sobresalen son mujeres, versus un 37% de los varones. Una tónica similar a la que se da en las universidades argentinas y estadounidenses. En Inglaterra, un estudio del Instituto de Políticas de Educación Superior revela que las mujeres están superando a los hombres, tanto en número de ingresos a la universidad como en rendimiento. Es más, después de analizar los exámenes de siete millones de estudiantes de educación media en 10 regiones de Estados Unidos, un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin demostró que las mujeres obtienen iguales resultados en matemática que los varones, lo que prueba que algunas barreras que hasta ahora la sociedad marcaba en relación a las competencias no son tales, y que las mujeres pueden tener acceso y destacarse en cualquier área del conocimiento. 
Sin embargo, las mujeres siguen estando por detrás de los hombres en términos de empleo y remuneración, y están infrarrepresentadas en los puestos académicos o en la política. Pero en el mundo que viene lo primordial va a ser el conocimiento, y las mujeres de las próximas décadas lo van a tener en una mayor proporción que los hombres. No es difícil imaginar, entonces, que van a ser mujeres las que dominen la mayoría de los campos del saber humano en un par de generaciones más, y esto tendrá una directa correlación con el acceso al poder de las mismas.